Día 8. Os llegó la hora, todo se cumplirá
Enero 5/10 (6:45
a. m.)
Hijos
carísimos: María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, tiene una
gran tarea, una gran misión otorgada por el Cielo: despertaros de vuestro sueño
letargo y de vuestro adormilamiento espiritual; porque os ha llegado la hora:
todo lo que está escrito tendrá que cumplirse.
Son
muchos los mensajes que hablan del final de los tiempos, mensajes guardados en
las gavetas oxidadas del corazón, mensajes olvidados empolvados, mensajes
cuestionados por algunos teólogos que aducen que el Señor es sólo misericordia,
bondad infinita, que todo lo perdona; mensajes, dados a verdaderos profetas
que, no son creíbles cuando se menciona el castigo que le espera a la humanidad
si no se convierte; mensajes que ni siquiera son discernidos, son rechazados
inmediatamente.
A
vosotros soldados rasos del Ejército Victorioso de los Corazones Triunfantes,
os dirijo mis palabras porque en vuestro corazón hallo humildad, sencillez,
apertura y docilidad a la acción del Espíritu Santo.
A
vosotros, mis hijos amados: os quiero formar como discípulos aventajados en
Sabiduría Divina y Santidad.
A
vosotros, os quiero preparar con mis lecciones de amor, quiero que toméis
conciencia que la hora para la segunda venida de Jesús se os aproxima; aceptad
que estáis en los umbrales de la Nueva Jerusalén; pero antes que veáis cielos
nuevos, tierra nueva, muchos sucesos habrán de acontecer; las profecías de las
Sagradas Escrituras tendrán que cumplirse literalmente, eventos de gran
magnitud están por sobrevenir al mundo entero; aún los más justos, tendrán que
enfrentarse a la gran prueba.
Hijos
amados: os ayudaré a comprender algunos signos descritos en la Sagrada Biblia;
signos que os muestran claramente que estáis en el final de los tiempos, signos
que os habrán de llevar a una conversión perfecta, transformadora; signos que
os harán sentir la proximidad de los hechos, signos mal interpretados por
muchos teólogos modernos, signos que sólo son aceptados y entendidos por las
almas que tienen corazón de niño, signos que son la respuesta clara que os
muestra la pronta llegada del Mesías.
El primer signo
es la gran apostasía.
Hijos
queridos: “No os dejéis seducir de nadie en ninguna manera; porque no vendrá
este día, sin que primero haya acontecido la apostasía, casi general de los
fieles, y aparecido el hombre del pecado, hijo de la perdición” (2
tesalonicenses
2,3); apostasía
que lleva a los hombres a salirse de la doctrina verdadera,
apostasía que lleva a los hombres a caminar en tinieblas, apostasía que lleva a
los hombres a dar culto a satanás, apostasía que lleva los hombres a rechazar
los dogmas de nuestra Iglesia, apostasía que lleva los hombres a cuestionar las
Sagradas Escrituras y el Magisterio; apostasía que lleva los hombres a negar la
existencia de los Ángeles, del purgatorio y del infierno; apostasía que lleva
los hombres a negar la real presencia de Jesús en la Eucaristía. Eucaristía que
es tomada como un símbolo, como una simple cena en la que se recuerda al Señor
en un jueves santo; apostasía que prolifera el ateísmo, la masonería; apostasía
que promueve el movimiento de la nueva era; movimiento salido de las
profundidades del averno, movimiento dirigido por satanás; “entonces la
serpiente, vomitó de su boca, en pos de la mujer, cantidad de agua como un río,
a fin de que la mujer fuese arrebatada de la corriente” (Apocalipsis 12,15).
Hijitos
míos: pedid siempre la asistencia del Espíritu Santo, porque muchas almas yacen
en el error, han caído en el abismo de la mentira, se han salido de las fuentes
fidedignas; la gran apostasía está acabando con el ministerio de muchos de mis
hijos predilectos, hijos que se atreven a decir que la Biblia contiene errores
históricos, hijos que aducen que los Sacramentos son meros símbolos, hijos que
han perdido la definición de lo que es el pecado, hijos que niegan la resurrección
de Cristo.
No
os dejéis confundir, rechazad el error provenga de quien provenga, permaneced
fieles a la doctrina verdadera de las Sagradas Escrituras, del Catecismo y del
Magisterio de la Iglesia. “Y aparecerá un gran número de falsos profetas que
pervertirán a mucha gente”. (Mateo 24,11).
Consagraos
a mi Inmaculado Corazón. Soy vuestra Madre Celestial que os protegerá como a
niños pequeños, dejaos tomar de mis manos; el enemigo no me los podrá
arrebatar; él no soporta mi presencia porque sabe que muy pronto una mujer
vestida de sol, parada sobre la luna, con corona de doce estrellas pisará con
su talón la cabeza de la serpiente.
Orad
para que perseveréis en el resto fiel de la Iglesia; no soltéis de vuestros
labios y del corazón el Santo Rosario, corona de rosas que os ayudará a
permanecer en la verdad.
Virtud de la Gratitud
Pequeñitos
de mi Inmaculado Corazón, como Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos,
os llamo a vivir la Virtud de la Gratitud.
Virtud que os da
gozo y beneplácito a vuestro corazón.
Virtud que os
lleva a reconocer el bien que os hacen los demás.
Virtud que os hace generosos para dar
gracias, gracias porque en vuestra tristeza alguien consoló vuestro corazón.
Gracias
porque en vuestra desolación alguien levantó vuestro ánimo caído. Gracias
porque en vuestras dudas alguien os aclaró el camino.
Gracias porque
en vuestra soledad hubo alguien quien os acompañó.
Gracias
porque alguien os alentó a vivir, a disfrutar de cada momento, a hacer de
vuestra vida una aventura maravillosa.
Agradeced a Dios
por todo lo que Él os ha dado.
Agradecedle porque, a través de vuestros ojos,
podéis ver la obra armoniosa de la creación. Creación multicolor que os aviva,
os enajena ante tanto amor por todas sus criaturas. Agradecedle por vuestros
oídos, oídos que os permiten escuchar su tenue voz. Oídos que se deleitan ante
el trinar de los pájaros. Trinar que es un canto de alabanza a Dios.
Agradecedle por vuestra voz. Voz que os lleva a alabarlo, a hablar de su
mensaje, mensaje transformador y liberador.
Agradecedle por la belleza y delicadeza de una flor,
flor que por su fragilidad enternece vuestro corazón.
Agradecedle
por el sol, la luna y las estrellas, astros del cielo que engalanan el
firmamento. Agradecedle por su permanencia en la Eucaristía, no os dejó
solitarios, pensó en vosotros porque os ama.
Agradecedle por vuestra familia, por
vuestro hogar. Estáis rodeados de seres queridos que os aprecian, que os
aceptan tal como sois.
Agradecedle
por vuestro trabajo, por vuestra empresa; son medios que Él ha dispuesto para
vuestro sustento.
Agradecedle por vuestra salud y enfermedad; sois
frágiles, no sois cuerpos gloriosos. Agradecedle por vuestras pruebas, pruebas
que os acrisolan, os purifican para que retornéis a la Casa del Cielo.
Haced
de vuestra vida perenne gratitud porque sois únicos, irrepetibles, sois obra
perfecta de la creación de Dios.
Hijitos
míos: mi vida fue un continuo himno de gratitud por la obra que el Altísimo ha
hecho en Mí. Gratitud porque en mi pequeñez me hizo su esclava.
3. Coronilla de
Protección. Pág. 7
Seguir con las mismas oraciones arriba indicadas desde el primer día
María , Mater novissimis temporibus
apostolorum, ora pro nobis , amén.
Simpatizo con la obra y hago apostolado de ella,
y en libertad de acción y de acuerdo al documento de la Santa Iglesia
cuya autoridad el Papa Paulo VI , publicado el 15-9-1966 y el decreto de
la congregación de la Propagación de la fe (antes Santo Oficio) A.A.S.,
No 58 / 16 del 29 -12-1966 no esta prohibido divulgar ,sin el imprimatur
escritos relacionados a nuevas apariciones ,revelaciones profecías ,milagros .
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