Día
26. Soy Madre del segundo
advenimiento
Enero 25/10 (6:20 a. m.)
Hijos amados: responded
a mi llamado; no cerréis más vuestros
oídos a mi voz, no desechéis mis mensajes, discernidlos bajo la luz del
Espíritu Santo y ved que mis palabras no contradicen las Sagradas Escrituras y
mucho menos el Magisterio de la Iglesia.
Dejad
ya vuestro orgullo espiritual; de nada os servirá en este tiempo decisivo y
cercano a la próxima venida del Señor; no deis gusto a satanás; él os pone a
dudar, os hace sentir rechazo a las manifestaciones del Espíritu Santo, y por
eso vaciláis, no os decidís entregaros por completo a Jesús. Hijos míos: no
dejéis para mañana lo que podéis hacer en este mismo instante.
Convertíos
de corazón; volved vuestros ojos al Padre; id hacia Él con el barro de vuestra
vida, con los andrajos de vuestros pecados para que seáis purificados,
regenerados, transformados.
Soy
vuestra Madre, dejaos tomar de mis virginales manos porque son muchas las
trampas que satanás ha puesto en vuestro camino y no quiero perderos porque es
mucho el sufrimiento que les espera a las almas que caen en las profundidades
del infierno. La ausencia de Dios es el peor castigo, unido al remordimiento de
conciencia por haber desaprovechado las oportunidades de salvación.
Carísimos
hijos: consagraos a mi Inmaculado Corazón; recibid el sello en vuestra frente y
en vuestra mano; haceos soldados rasos de mi Ejército Victorioso. Os
aprovisionaré con la armadura de Dios. Seré vuestra Capitana y no permitiré que
el adversario os haga daño. San Miguel Arcángel, Príncipe de la milicia Celestial,
os arropará bajo su capa y os defenderá con su espada.
Fuera
de ser vuestra Madre, soy Madre del segundo advenimiento. Madre que prepara el
camino para la pronta llegada del Señor; cada día que pasa es un aproximaros a
este gran día de majestad y de gloria.
Soy
Madre del segundo advenimiento, Madre que os lleva a la conversión de corazón;
corazón que habrá de ser sanado de toda enfermedad espiritual y de cualquier
dolencia.
Soy
Madre del segundo advenimiento, Madre que os forma os instruye como Maestra de
los Apóstoles de los últimos tiempos, para que ante la segunda venida de Jesús
no os sorprenda aletargados, somnolientos; os ha llegado la hora de despertar;
las señales que preceden al final de los tiempos ya han dado inicio; sólo
faltan unas pocas por cumplirse; por eso debéis estar atentos a los
acontecimientos venideros.
Soy
Madre del segundo advenimiento, Madre que lidera su Ejército Victorioso porque
la cruda batalla espiritual pronto cesará; el adversario y sus secuaces serán
destruidos, enviados al infierno. Al fin mi Inmaculado Corazón triunfará.
Soy
Madre del segundo advenimiento, Madre que os anuncia la cruz gloriosa que
aparecerá en el cielo. Cruz que manará destellos de luz de las llagas de
Jesucristo
para iluminar a toda la tierra. Cruz que alertará a la humanidad entera de la
segunda llegada de Jesús. El día y la hora nadie lo sabe, ni siquiera mi Hijo
Jesús, pero por las señales del Cielo, su venida está próxima.
Soy
Madre del segundo advenimiento, Madre que perfuma vuestro corazón del fragante
nardo, nardo que arrasará con la fetidez y putrefacción del mundo; mundo
cubierto por densas capas de oscuridad, mundo que habrá de ser purificado por
una lluvia de fuego; lluvia de fuego que hará cesar la maldad y el pecado,
lluvia de fuego que transformará la tierra en un Edén, en un hermoso jardín.
Soy
Madre del segundo advenimiento, Madre que reunirá a los elegidos porque pronto
el mundo será liberado de la esclavitud de satanás y del pecado por medio del
terrible castigo, de la purificación y de la gran tribulación; Manifestaciones
Divinas que eliminarán la ciudad pecadora para abrir paso a la ciudad Santa, la
Nueva Jerusalén.
Soy
Madre del segundo advenimiento, Madre que desea arropar bajo los pliegues de su
Manto Celestial a todos sus hijos. Madre que desde hace muchísimo tiempo os
viene hablando lo mismo, pero mis palabras caen en el vacío, mis mensajes
chocan en los corazones duros como el pedernal; corazones que, aún, no se han
abierto a la gracia; corazones embotados de orgullo, de soberbia, lastre del
mundo; corazones opacos, sombríos porque es mucho el pecado que hay dentro.
Hijos
míos: como Madre del segundo advenimiento, os aviso que pronto el cielo se
oscurecerá, la tierra se tambaleará, la tercera parte de la humanidad se
salvará.
Virtud
del dominio propio
El dominio propio templa
vuestro carácter.
El dominio propio os da finura a
vuestras emociones.
El dominio propio os da firmeza a
vuestros sentimientos.
El dominio propio os evita caídas, os
evita pecados, os evita numerosísimas tentaciones. El dominio propio es señal
de la presencia de Dios en vosotros.
No os desesperéis ante los problemas de
vuestra vida. No os desesperéis ante el sufrimiento.
No os desesperéis ante la turbación de
espíritu. No os desesperéis ante las enfermedades.
No os desesperéis ante las injurias.
Dominaos
a vosotros mismos y sabed esperar porque muy pronto recibiréis la recompensa
del Cielo.
El
dominio propio os da sabiduría para manejar diversas situaciones, situaciones
que se os van presentando en cualquier momento o en cualquier lugar.
Hijos
míos, las almas que carecen de dominio propio son almas ofuscadas, son almas
irascibles, son almas que se dejan dominar de sí mismas y suelen cometer
imprudencias, torpezas; suelen herir el corazón de los hombres.
Las almas que carecen del dominio propio
son almas imprudentes, almas torpes en su manera de actuar, en su manera de
pensar y en su manera de vivir la vida.
Hijos amados: trabajad con entereza por
la consecución de esta hermosísima virtud.
El
dominio propio os va tallando como el artesano va tallando, va puliendo su obra
de arte hasta hacerla perfecta.
El
dominio propio os da perfección, os da semejanza al Corazón Sagrado de mi Hijo
Jesús. Él se dominó a sí mismo en las tentaciones del desierto.
Él
se dominó a sí mismo frente a todos aquellos que le injuriaban, frente a todos
aquellos que le atacaban, frente a todos aquellos que le querían devorar. Él
supo conservar la paz en su corazón. Él supo conservar el regocijo. Él supo
conservar la quietud de espíritu y por eso actuó con tanta sabiduría, con tanta
rectitud y con tanta prudencia.
¿Qué
hubiese sido de mí, hijitos míos, si en el momento de la profecía del anciano
Simeón, hubiese actuado deliberadamente? Hubiese estropeado el Plan de Dios.
¿No es así pequeños míos?
Por
eso os llamo al dominio propio para que os evitéis conflictos entre vosotros
mismos. Os llamo al dominio propio para que seáis como hormiguitas que trabajan
con entereza, que trabajan con ahínco y cada una sabe cuál es el trabajo que
debe hacer.
El dominio propio aromatiza vuestro
corazón del nardo purísimo de celestial perfume.
3. Coronilla de Protección. Pág. 7
Seguir con las mismas oraciones arriba indicadas desde el primer día
María , Mater novissimis temporibus
apostolorum, ora pro nobis , amén.
Simpatizo con la obra y hago apostolado de ella,
y en libertad de acción y de acuerdo al documento de la Santa Iglesia
cuya autoridad el Papa Paulo VI , publicado el 15-9-1966 y el decreto de
la congregación de la Propagación de la fe (antes Santo Oficio) A.A.S.,
No 58 / 16 del 29 -12-1966 no esta prohibido divulgar ,sin el imprimatur
escritos relacionados a nuevas apariciones ,revelaciones profecías ,milagros
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